Lejos de ser una preocupación que se pase por alto, la noticia ha empezado a difundirse por la red y por algunos periódicos del país a raíz del derrumbamiento de una roca de gran tamaño de la ladera sur de la Acrópolis ateniense.
A pesar de haber sobrevivido a todos los cambios que ha sufrido a lo largo de su historia, como la explosión del polvorín turco, el Partenón parece que finalmente comienza a flaquear. Con todo y con eso, y a pesar de la crisis que sufre el país desde hace seis años, el Partenón nunca ha sido descuidado, pero los expertos advierten de que hay que hacer una intervención rápidamente, o el patrimonio quedará en el recuerdo. Aún así, no sólo preocupa este edificio más representativo de la Acrópolis, sino el conjunto en sí, ya que puede desmoronarse casi por completo.
Por su parte, los griegos siguen reclamando los frisos de ese templo, que formaba parte del conjunto grandioso que era el centro del mundo científico, artístico, filosófico y muchas cosas más, la Acrópolis. Frisos que siguen en el Museo Británico tras el acuerdo entre otomanos y el inglés Lord Elgin, transportándolas al famoso museo en 1816, donde persisten desde aquel entonces.
La noticia no es en absoluto positiva, ya que podría perderse, como he dicho al comienzo, uno de los edificios más conocidos y representativos de nuestra historia.
Esperemos que se tomen medidas rápidas o, por el contrario, nos acabaremos arrepintiendo de haber perdido ese importante patrimonio.
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